Noches en vela buscando tu aliento
en cada centímetro de mi cuerpo,
en cada poro de mi piel,
cada nicho de mi cama.
La vida no me basta para ser feliz
pero encontrarme de imprevisto
con tu aroma entre mis dedos
me roba una sonrisa sin más.
¿Dónde estás?
¿Por qué no estás enredado entre mis piernas,
perdido en mis cabellos
sumido en lo más profundo de mis labios?
¿Por qué?
¿Cómo pudiste abandonarme?
dejándome con las manos abiertas
desbordantes de cariño.
Y ahora qué debo hacer con esta pena que me invade
que se me roba el aliento,
tu aliento
clavado en mi pecho
quemándome las entrañas
con tu recuerdo
que hoy no es más que una hoja que cae
mecida por el viento.
viviré para tener la dicha de verte vivir
de envejecer a tu lado
de llorar amargamente cuando ya no escuches mi
voz al primer llamado
de ver tu pelo caer
y guardar tus dientes cuando los pierdas de
nuevo
viviré para ablandar tu comida
para abrazarte en las noches
y abrigarte cuando sientas frío en un día
caluroso
estaré allí para amarte
simplemente para amarte
y para protegerte aunque no me necesites
pero cuando llegué el día en que tengas que
partir
te juro amor
que nada en este mundo podrá evitar
que me vaya contigo.
Cuento los minutos para que finalmente
llegue el momento de volver a verte
Y no exista para mí
vida más alla de tus labios,
placer más allá de tu piel,
dolor más allá del sabor de tu cuerpo.
Ese que rememora mi boca a cada instante.
Y me destrozo los labios tratando de encontrate,
para luego buscarte por cada rincón de mi cuerpo,
en cada poro de mi piel helada,
sin tu caricia,
ni tu beso.
Para al fin acabar sumergida en una satisfacción vacía,
que gracias a ti,
me ha devuelto la vida.
Para ti.

Te creo. Te extraño cuando estas, aún, aún. Tu perfume se estrella contra mis sentidos, contra mi aliento, contra mi pecho. ¿Qué voy a hacer sin ti? Dímelo. Por favor, dímelo, porque en toda mi existencia nunca me ha atacado de forma tal la desolación. ¿Eres capaz de abandonarme en este mundo de mierda? ¿Qué voy a hacer sin ti? Me pregunto, reiteradamente, desoladamente, abandonada. Espero, ante todo espero que lo sepas. ¿Lo sabes? No tengo que decirlo. Ya lo sabes.
Veo a los cerdos, restregarse. Me enferman.
El asco recorre mi médula hasta llegar a la misma esencia de mí ser. Es el cambio. Lo anhelé. Luché. Y lo conseguí.
Ahora, estoy tan lejos de los hombres que solo veo una mancha.
Sus conversaciones insulsas me enferman. Sus cuerpos sudorosos, su ruido sus carcajadas, quiero vomitar.
La hipocresía, mi hipocresía.
Sonrío.
Me burlo en su frío rostro mientras imagino como asesino a todo aquel en quien puedo fijar mi rostro. Mi sonrisa. Mi vacío.
¿Deberían legalizar el homicidio?
Tal vez tengas razón gg. Tal vez todos deberíamos vivir,
desnudos,
cagados,
mojados,
luchando,
sangrando.
Transgredir las paredes oscuras del nihilismo, caer tan hondo en el abismo, transformándonos en una versión tan baja de nuestro propio ser que ya la vista no reconozca.
Que nos avergüence.
Escupir el credo que cargaba en la boca, el cual ahora es un canto de libertad.
No te ofendas por favor, mi intención no es y nunca ha sido contra el ánimo de nadie.
Solo expreso. Solo busco.
Ven láska, quiero saber cómo te encuentras.
¿Qué piensas? ¿Me amas?
Yo a ti sí. Aunque no importe, aunque tu beso acabe con aquello que solía hacer ruido en mi pecho.
De nuevo.
El ruido.
Una de las cosas que más odio en la vida
es cuando me miras y no me ves.
Me duele, te lo digo!
y así como me duele
a nadie
¡jamás!
le dolerás.
Sueño porque soñar es posible
porque allí he vivído la vida más hermosa que haya de vivir
porque absolutamente nadie me lo impide
porque en mis sueños te tengo
y te tendré cada vez que quiera

sueño porque me mantiene viva
aunque sea en un letargo perpetuo

sueño porque en mis sueños no existe el miedo
porque puedo hacerlo desde este rincón de mi cama
sueño para que tus manos tibias me estrujen cada noche
para que tu beso sea el inicio y el fin de mi sueño
para que no me importe que no me ames
porque solo allí me basta con mi propio amor

sueño porque mis sueños son una pradera colosal de silencio
un silencio que se extiende hasta donde no alcanza la vista
un silencio que no ata
un silencio que cavila

y si al final de mi vida
en medio del estupor de la demencia
soy capaz de creer verdaderamente
y de confundir y entrelazar la vida con mis sueños
en aquel momento sabré
que todo lo que soñé lo viví
entonces
y solo entonces
moriré feliz y en paz.
¿Qué se supone que debo hacer con todo este amor hoy que no estás conmigo?
Promesas que cumplir,
abrazos que dar
sueños que ver destrozar
simplemente un año más
con la esperanza en los labios
y una mirada retozando en mi mente
es posible aún soñar
con un sueño sin fin
una sonrisa en los ojos
y un aroma en la piel
pero la realidad es otra
un mañana sin ti
un día como ayer
y un trayecto tortuoso que jamás se detiene
hacia el final aún lejano
de aquel ocaso lleno de remordimiento.
El amor es ser capaces de prescindir de nuestras heridas para empezar a vivir.
Me empeño en creer que vales la pena mientras tu te empeñas en demostrarme que me equivoco.
No te voy a mentir, te extraño.
No pasa un día sin que me llene de ilusiones y sueños acerca de lo que podría llegar a ser nuestro amor.
Quisiera ser capaz y dejar de construirte en mi mente, porque cada vez construyo un hombre mejor y más perfecto para mi, y por azares de la vida el hombre que construyo siempre terminas siendo tú.
Repaso en mi cabeza una y otra vez tus palabras, tus caricias, tus besos, es una labor extenuante, el recorrido exacto de tus labios por mi cuerpo, la entonación de cada frase, el resonar de tus latidos en mi pecho
¿y para qué?
Si siempre todo retorna al mismo problema, el tamaño. El tamaño si importa. Lo tienes muy pequeño, no te alcanza el corazón para quererme.

Por: LAURA DÍAZ